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Junio 11, 2015

"En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti."¹

Vern Trend habla de un buzo que dijo que cuando uno está en lo profundo del mar, está rodeado por una luz, así que no hay ninguna manera por la que usted pueda decir hacia donde está la superficie porque el agua difunde la luz. Usted está también totalmente ingrávido, así que no tiene un sentido de la gravedad. La única manera en la que usted puede salir del agua es el ir en la misma dirección en la que van las burbujas.

Rodeado en una aureola de luz y sin peso alguno, es muy fácil perder todo el sentido de la dirección y desorientarse. Usted puede tener la sensación de ir en la dirección ascendente y que sus burbujas de aire van de lado. Usted puede estar tan convencido de que su percepción es la correcta que usted decide no hacer caso de sus burbujas e ir por el camino que usted piensa que lo llevara hacia la superficie.

Trent continua diciendo, una de las primeras cosas que nos dijeron al aprender a zambullirse, era confiar siempre en las burbujas—a siempre seguir las burbujas. No importa cómo se siente, no importa lo qué usted piense, sus burbujas siempre iran en el camino correcto.

La vida también puede ser como eso ocasionalmente. Si basamos las reglas de la vida en nuestras sensaciones, opiniones o en lo que pensamos, podemos ser desviados muy fácilmente. La filosofía, "si se siente bien es que es lo correcto," es una guía peligrosa a seguir porque nuestras emociones nos pueden jugar toda clase de trucos. Si algo no está bien, es incorrecto sin importar cómo nos sentimos o lo que pensamos. Verdad, es importante que no neguemos ni reprimamos nuestras emociones, porque podemos aprender a confiar en ellas; pero en lo qué no siempre podemos confiar es en nuestra interpretación de estas emociones.

La única guía segura a seguir cuando se trata de las reglas de la vida es confiar en Dios y su palabra, la Biblia. Dentro de ella están "burbujas de la vida" que debemos de seguir. Estas "burbujas" están siempre correctas. ¡Siempre!

Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, gracias por tu Palabra, la Biblia, y por darnos principios para una vida sana y armoniosa. Dame amor por tu Palabra y el deseo de llevarla en mi corazón para no pecar contra ti. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amén."

1. Salmos 119:11 (NVI).

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