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Encuentros Diarios
Julio 03, 2015
¿Donde está la fragancia?
“El Señor disciplina a los que ama… lo hace para nuestro bien, a fin de que participemos de su santidad. Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella.â€1
Earl Nightingale dijo cómo en un dÃa nacional de las secretarias él le dio flores a su secretaria y ella comentó sobre lo hermosas que estaban. Ella también dijo que no podÃa entender porqué no tenÃan aroma alguno.
Él le informó que las flores vinieron de un invernadero y le explicó que porque las flores habÃan sido cultivadas en ese tipo de ambiente donde les hacen todo, no tienen que atraer insectos para polinizarlos. Consecuentemente, pierden su olor. Es igual para la fruta que es cultivada de la misma forma en un invernadero, porque no necesita atraer insectos para dispersar sus semillas, no tienen el mismo sabor que la fruta producida en su ambiente natural.
Es similar al niño que deseó ayudar a una mariposa a salir de su capullo haciendo una ranura en el capullo, causando que la mariposa muriera. Él no sabÃa que la lucha para salir del capullo es necesaria para fortalecer las alas de la mariposa, lo que les permite volar.
Cuando la gente hace demasiado para protegernos, especialmente en nuestros años de desarrollo temprano, ellos pueden hacernos serios daños. E igualmente en la edad adulta los problemas y las dificultades que tenemos son las qué nos fortalecen y construyen nuestro carácter, nos dan sabidurÃa, comprensión y compasión-si se lo permitimos. Esta es la razón por la cual Dios disciplina los que él ama al permitir que pasemos por épocas difÃciles.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, por favor ayúdame a aceptar tu disciplina y a ver en todos los problemas de la vida que tu deseas que ‘crezca en fe, amor y gracia / y pueda saber más de tu salvación/ y buscarte con fervor.’ Gracias Dios mÃo por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, Amén.â€
1. Hebreos 12:6, 10, 11 (NVI).
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