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Encuentros Diarios
Julio 16, 2015
Confesando el pecado equivocado
“Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espÃritu no hay engaño. Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mà gemir de todo el dÃa. Mi fuerza se fue debilitando como al calor del verano, porque dÃa y noche tu mano pesaba sobre mÃ. Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: Voy a confesar mis transgresiones al Señor, y tú perdonaste mi maldad y mi pecado.â€1
El consejero Cecil Osborne dijo, “Cuando escondemos un gran secreto o falta por lo regular confesamos un pecado menor con mayor insistencia.â€
Por ejemplo, un amigo mÃo por 20 años ha tratado de vencer su habito al cigarro sin lograrlo. Por muchos años él ha sido juzgado por esto por los miembros de su iglesia. Cuando el compartió este problema conmigo, yo simplemente le pregunte, “¿Porqué necesitas fumar?â€
Me miró como diciendo, “¿Estás loco, de qué estás hablando? ¡No necesito fumar! Murmuró algo en voz incoherente, se dio la vuelta, y se alejo. El murió de cáncer varios años despues.
Lo que estaba tratando es que él viera que el fumar no era su problema real. Era el problema presente o el sÃntoma—¡la fruta de una raÃz más profunda! Él estaba confesando el problema equivocado. La verdad, su adicción al tabaco era un problema pero también era el sÃntoma de un problema más profundo el cual aparentemente él deseaba ignorar.
Lo mismo es verdad para todas las adicciones y muchos de nuestros comportamientos negativos y destructivos. Para vencer esto necesitamos ser extremadamente honestos con nosotros mismos, con Dios y por lo menos con una persona de confianza o un consejero. Si, necesitamos reconocer los sÃntomas pero también pedirle a Dios que nos revele la verdad sobre las causas detrás de los sÃntomas. Tal vez necesitemos pedirle a Dios que nos dé el valor para ver estas causas ya que la mayorÃa de nosotros, debido al miedo de enfrentar lo desconocido, no las queremos ver.
El admitir y el orar por la verdad es el tipo de oración que a Dios le gusta escuchar y siempre responde. Como lo dice su palabra, “el Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad.â€2
Se sugiere al siguiente oración: “Querido Dios, por favor ayúdame a estar dispuesto a no solo admitir y confesar mis adicciones y pecados, pero también a enfrentarme con la verdad sobre cualquier pecado o falla que lleve escondido muy dentro que me puedan estar causando que actúe con un comportamiento destructivo. Y guÃame hacÃa la ayuda que necesito para vencer y resolver mis problemas. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, Amén.â€
1. Salmos 32:1-5 (NVI).
2. Salmos 145:18 (NIV).
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