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Enero 22, 2020

“Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas.â€�¹

Obviamente la falta de confianza es causada por el miedo, y el miedo viene en muchas formas y tamaños. Algunos miedos son saludables. Otros miedos nos atan. Con toda razón tememos el cruzar una luz roja o conducir por la carretera—en el sentido contrario. Aparentemente los miedos sin fundamentos o irracionales casi siempre tienen sus raíces en aterradoras experiencias del pasado.

Yo le tenía pavor a hablar en público y esto de acuerdo a lo que he leído, es un miedo muy común. Tenía miedo de que cuando empezara a hablar no supiera que decir y quedará como un tonto. Esto se hacía peor debido a mi inseguridad. Cuando joven me tomo varios años tener suficiente valor de pedir una cita porque tenía miedo al rechazo—otro miedo muy común.

Un gran miedo para mí era mi temor al amor. Se preguntaran “¿cómo podía ser eso posible?� “¿Cómo puede alguien tener temor de aquello que todos necesitamos más?�

El amor al que le temía no era el amor de mis amigos, pero el amor entre un hombre y una mujer. Usualmente me sentía atraído a chicas que no estaban interesadas en mí (románticamente). Esto me mantuvo a salvo. Y mientras yo era solo un amigo de la mujer que es ahora mi esposa, yo me sentía bien y seguro. Pero una vez que ella empezó a amarme, me asuste—bastante. Me dio pánico y quería salir corriendo.

Afortunadamente yo sabía cuál era mi problema. Pero de no haber tenido a mi esposa en tal alta estima, hubiese salido corriendo escapando del amor—de nuevo. También sabía que si no vencía mi miedo, pasaría el resto de mi vida alejándome del amor. Me tomo mucho tiempo poder ver esto.

Mi miedo a amar y mi inhabilidad para confiar tenían raíces muy profundas en mi niñez. Crecí en un hogar disfuncional. Mi padre estaba ausente (emocionalmente hablando) y nunca me sentí amado por él. Mi madre me preparó para ser el hombrecito de la casa y me sentí con demasiada responsabilidad y sentía que me asfixiaba. Tambien tuve una tía que mato a su propio bebé y aparentemente trató de matarme o de lastimarme cuando yo era un bebé (ella se suicido). Tambien perdí a una hermana menor a quien yo quería mucho. Ella murió cuando yo solo contaba con cinco años. Así que en mi mente de niño llegue a creer que si amaba a alguien, esa persona me dejaría, me rechazaría, me sofocaría o tal vez trataría de matarme.

Este miedo tan escondido lo saque inconscientemente en la edad adulta y pase la mayor parte del mi vida huyendo del amor. Fue este miedo el que revivió cuando mi esposa me empezó a amar. (Solo para su información, hace algunos años un examen psicológico mostro que yo tenía un temor muy guardado. En ese momento, no tenía idea de lo que era.)

Muchos adultos que fueron abusados, abandonados, ignorados o se sintieron rechazados en su niñez también batallan con temores similares o parecidos que los debilitan.

Ustedes se preguntarán ¿Cómo lo vencí? ¿Cómo aprendí a confiar?

Continuará ....

Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, ‘te alabo, porque soy temeroso y maravillosamente creado,’ y te agradezco el que nadie me comprenda como tú lo haces. Por favor ayúdame a comprenderme a mí mismo y las causas detrás de las cosas irracionales que hago en ocasiones. Ayúdame a admitir y a enfrentar mis miedos y a entregártelos para poder sanar. Guíame hacia la ayuda que necesito para vencerlos. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, Amén.�

1. Proverbios 3:5-6 (NVI).

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