|
Encuentros Diarios
Enero 23, 2020
Confianza – 2da parte
“El Señor está conmigo; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?”1
Ayer hablamos de los miedos causados por la falta de confianza. Hoy quiero compartir como es que enfrente y vencà mis miedos más profundos y aprendà a confiar y a amar de nuevo.
Primero, reconozco el hecho de que mi miedo era mi problema. De haber culpado a alguien más por ello, hubiese perdido el amor humano más grande que he conocido.
Segundo, tome la determinaciĂłn que con la ayuda de Dios no permitirĂa que mi miedo me controlara. Y, por cierto, si no aceptamos nuestro miedo y lo poseemos, el nos controlara de una forma u otra—usualmente inconscientemente. El miedo enterrado y sin resolver puede causar que hagamos una o todas las cosas siguientes; ser muy enojĂłn y estar a la defensiva cuando estamos temerosos; ponernos trampas a nosotros mismos; buscar el amor en los lugares equivocados; huirle al amor; y evitar las oportunidades de crecer y de encontrar plenitud.
Tercero, todos los dĂas entrego y confĂo mi vida y mis caminos a Dios, y le pido que me ayude a llegar a las raĂces de mis miedos y me guie para encontrar la ayuda que necesito para vencerlos. Y cuando siento temor, repito continuamente el salmo de David quien, cuando el rey SaĂşl lo buscaba para matarlo, decĂa, “El señor está conmigo; no temerĂ©. ÂżQuĂ© me puede hacer un simple mortal?”
Cuarto, compartĂ mis penas con mis amigos cercanos quienes yo sabĂa que no me dirĂan “ya olvĂdalo” o que me dijeran que no estaba confiando en Dios o me ofrecieran cantidad de consejos no solicitados.
Quinto, pase dos años en una terapia intensiva muy a fondo. No fue fácil, pero con la ayuda de Dios, de un profesional y el apoyo incondicional de mis amigos, lo pude lograr.
Ya que nunca aprendà a confiar cuando niño, tuve que aprenderlo cuando era adulto. Al salirme de mi área de confort y admitir mi problema a Dios, a mis amigos y a un buen consejero, descubrà que todos ellos me amaban y aceptaban tal cual era, y poco a poco aprendà a confiar y a amar.
Los temores son reales. Yo lo sĂ©. El apĂłstol Pablo tambien lo sabĂa, de otra manera como es que Dios le envĂo un ángel cuando Ă©l estaba en prisiĂłn para decirle que “no temiera.” El sabĂa que no saldrĂa con vida y estaba asustado sin duda alguna a pesar de que el confiaba en Dios.
De acuerdo a los eruditos de la Biblia, existen 350 “no temas” en la Biblia—uno de por cada dĂa del año. Obviamente Dios comprende todo por lo que pasamos debido a nuestros miedos y falta de fe.
Reconozcan sus propios miedos. ConfĂen en Dios y acepten la responsabilidad y busquen la ayuda que necesiten para resolver sus problemas. Las Ăşnicas personas a quienes Dios o alguien más puede ayudar es a aquellas que lo admiten y dicen “tengo un problema. Necesito ayuda.”
Se sugiere la siguiente oraciĂłn: “Querido Dios, gracias porque me comprendes y comprendes mis miedos (y todas mis debilidades). Por favor dame el valor para ver y admitir mis miedos, y guĂame hacia la ayuda que necesito para vencerlos y asĂ aprender a confiar y a amar de nuevo. Y en las palabras de alguien más, O Dios, no me dejes morir sin haber vivido y amado plenamente.” Gracias por escuchar y responder a mi oraciĂłn. Te agradezco. En el nombre de JesĂşs, AmĂ©n.”
1. Salmos 118:6 (NVI).
<:))))><
|
|