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Encuentros Diarios
Diciembre 03, 2014
Adversidad Creativa
“Pero cuando venga el EspÃritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.â€1
En 1832, el ingeniero francés Ferdinand Marie de Lesseps estaba viajando en el mar mediterráneo. Uno de los pasajeros en el barco en el que él se encontraba contrajo una enfermedad contagiosa y el barco fue puesto en cuarentena. Lesseps se sentÃa muy frustrado. Para pasar el tiempo se pudo a leer las memorias de Charles le Pere quien habÃa considerado la posibilidad de construir un canal entre el Mediterráneo y el Mar Rojo. En 1869 se completó la construcción del Canal de Suez, fue construido siguiendo el diseño y bajo la supervisión de Lesseps.
Fue durante esta cuarentena treinta siete años antes que los planes para el Canal de Suez fueron germinados y concebidos por Ferdinand Marie de Lesseps. Desde entonces el mundo ha recibido su beneficio.
Probablemente más seguido de lo que nos damos cuenta Dios usa la adversidad para ayudarnos a crecer, para motivarnos a encontrar soluciones creativas a los problemas de la vida o para aumentar su trabajo. Por ejemplo, Los primeros cristianos no cumplieron con la comisión de Dios de salir de Jerusalén y llevar el evangelio a los confines de la tierra hasta que la iglesia tuvo que enfrentar la persecución. Se vieron forzados a moverse a los confines de la tierra.
Este principio se puede aplicar a mi propia vida. La mayorÃa de los cambios importantes en mi vida han sido el resultado de una caÃda o una adversidad.
Asà que, cada vez que la adversidad llegue a tu vida, te sugiero que la aceptes, y le preguntes a Dios que es lo que está tratando de decirte o desea que aprendas o hagas a través de ella.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, cuando me enfrente a caÃdas, perdidas, desilusiones o tribulaciones ayúdame a ‘escuchar’ lo que estás tratando de decirme a través de esta experiencia y como deseas usarla en mi vida. Gracias por escucharme y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.â€
1. Hechos 1:8 (NVI).
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