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Encuentros Diarios
Septiembre 16, 2015
No hay amor más grande
“Y éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos.â€1
Terry Austin de Dallas, Texas, habla de Bert Frizen quien, en 1944, “era un soldado de infanterÃa en Europa. Las fuerzas estadounidenses habÃan avanzado frente al fuego intermitente a través de las horas de la mañana, pero ahora todo estaba en silencio. Su patrulla llegó al borde de un área boscosa con un campo abierto frente a ellos. Sin ellos saberlo, un batallón de alemanes les esperaba detrás de unos arbustos a solo unos doscientos metros al otro lado del campo.
“Bert era uno de dos exploradores que se movieron hacia el claro. Una vez que él estaba a la mitad del campo, el resto de su batallón le siguió. Los alemanes abrieron fuego repentinamente y el fuego de la ametralladora le dio en ambas piernas a Bert. El batallón americano se retiró hacia el bosque buscando protección, mientras que un intercambio rápido del fuego continuó.
Bert yacÃa sin poder moverse en un pequeño arroyo mientras las balas pasaban sobre él. ParecÃa que no habÃa salida. Para empeorar las cosas, él notó que un soldado alemán se arrastraba hacia donde él estaba. La muerte la pareció inminente asà que cerró los ojos y esperó.
“Para la sorpresa de Bert, pasó un tiempo considerable sin el ataque previsto, asà que él se aventuró a abrir los ojos de nuevo. Se sorprendió al ver al alemán arrodillado a su lado y sonriendo. Él entonces notó que el fuego habÃa parado. Tropas de ambos lados del campo de batalla mirando ansiosamente. Sin ningún intercambio verbal, este misterioso alemán tomó a Bert en sus brazos y procedió a llevarlo a la seguridad de los camaradas de Bert.“
¡Sorprendente! ¡Una cosa maravillosa! Pero algo muchÃsimo más asombroso es el hecho de que cuando Jesús salió de los “palacios de marfil del cielo,†para venir a la tierra como hombre, él tendió un puente sobre el espacio que nos separaba de Dios. Al dar su vida por nosotros en la cruz, él nos rescató de una eternidad perdida y desesperada para proporcionarnos el perdón por todos nuestros pecados, el regalo de la vida eterna, y un hogar en el cielo donde habrá plenitud del amor y vida eterna.
NOTA: Para asegurarse de recibir el regalo del perdón de Dios y la vida eternal lea "Como estar seguros de ser un cristiano real†en: http://www.actsweb.org/sp/conocer_a_dios1.php
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, gracias por darnos a tu Hijo, Jesús, para llenar el espacio que nos separaba de ti. Al hacerlo me has rescatado de una eternidad perdida y sin esperanza. Y Jesús, porque tú diste tu vida para morir por mà y pagar la pena por mis pecados, por favor ayúdame a entregar mi vida para vivir por ti y a tu servicio con fe. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesucristo, Amén.â€
1. Juan 15:12-13 (NVI).
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