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Encuentros Diarios
Septiembre 22, 2015
Curación divina, 2da parte
“Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: ‘Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.’â€1
Continuando con nuestra mini-serie de ayer acerca de la curación divina, la realidad es que si seguimos y vivimos con los principios bÃblicos, nosotros tendremos una mayor oportunidad de llevar una vida sana y ser curados de muchas ENFERMEDADES; es decir, cosas que nos están preocupando y nos enferman. En otras ocasiones, cuando nuestra enfermedad no ha sido causada por vivir de manera irresponsable y/o está totalmente fuera de nuestro control, Dios nos cura. Miles de personas pueden atestiguar a este hecho. Incluso los medios seculares divulgan cómo la oración es un poderoso medio en el proceso curativo.
A mà me parece que algo importante que debemos hacer si tenemos una enfermedad o cualquier otro problema, y deseamos estar bien es el pedir usando la oración correcta. Primero—basado en el consejo de Santiago de confesar nuestros pecados y fallas antes de orar por una curación—si usted sabe de cualquier pecado o culpabilidad sin resolver, preocupación, ansiedad, resentimiento en su vida, confiese y resuelve esto/éstos para despejar el camino a la curación.
En segundo lugar, si detrás de su enfermedad hay una causa ocultada profundamente, pida que Dios le revele esto y que le conduzca a la ayuda que usted necesita para resolverlo.
Tercero—también en armonÃa con el consejo de Santiago—llame a los ancianos de la iglesia para que oren por usted y le unten con aceite en nombre del Señor. Muchos, me temo, van directamente al tercer paso, haciendo caso omiso de los primeros dos pasos.
Por otra parte, sin importar lo qué alguna gente y autores dicen (aun si seguimos los pasos anteriores), no cada cristiano por quien se ora se cura. Algunos lo hacen. Y algunos no. Dorcas (en la Biblia) fue levantada de entre los muertos. Juan Bautista perdió su cabeza y permaneció muerto. El Apóstol Pablo tenÃa un cierto tipo de problema pero nunca fue curado o liberado del problema. (Dios tenÃa un propósito más alto para él y tal vez lo tenga para nosotros también.)
Aquà es lo que escribió Pablo después de tener una experiencia profundamente divina: “Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás, para que me atormentara. Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por lo tanto, gustosamente haré más bien debilidades, para que permanezca sobre mà el poder de Cristo.â€2
Por el lado del interés, fue debido a las profundas experiencias espirituales y la posición responsable de Pablo que Dios permitió que un mensajero de Satánas le atormentara. ¡Si no estamos totalmente confiados en Dios y le servimos fielmente que sirve, no es demasiado probable que Satánas nos vaya a atormentar por algo que no estamos experimentando ni estamos haciendo!
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, aquà están los sÃntomas de mi vida (nómbrelos). Por favor enfréntame a cualquier área en mi vida en donde no esté actuando de forma responsable, y revélame esas situaciones sin resolver que puedan ser las causas detrás de mis sÃntomas. Por favor guÃame hacia la ayuda que necesito para resolver estos problemas y asà limpiar el camino para mi recuperación. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesucristo, Amén.â€
1. 2 Corintios 12:8-9 (NVI).
2. 2 Corintios 12:7-9 (NVI).
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