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Encuentros Diarios
Septiembre 10, 2020
Objetividad constante — segunda parte
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser....”1
La experiencia y las pruebas científicas han demostrado que los bebés que no tienen una objetividad constante; es decir, quiénes no reciben suficiente amor, cuidado, y abrazos puede morir. Los niños que no tienen una objetividad constante y no se sienten amados o aceptados pueden llegar a ser muy agresivos o a aislarse de los demás. Los adolescentes pueden terminar deprimidos, con ideas suicidas, en las drogas, o la cárcel.
Los adultos sin una objetividad constante pueden llegar a caer víctimas de cualquier número de sustancias adictivas o de prácticas las cuales todas son un intento en vano de llenar ese vacío en su corazón y de amortiguar el dolor de sus vidas vacías. O pueden llegar a ser muy enfermos-física, emocional y/o espiritualmente y llegar a morir antes de tiempo.
Algunos se sienten inadecuados e impotentes así que usan el control como un pobre substituto del poder. Otros se aíslan emocionalmente y, aun cuando se casan y viven con sus parejas, viven juntos pero solos, aparte.
Otros inconscientemente intentan substituir el amor paternal en las relaciones de pareja y con el matrimonio. Pero ningún esposo/esposa puede llenar las necesidades causadas por la falta de amor por parte de los padres en la niñez. Otros substituyen el sexo por el amor y dejan un rastro de víctimas en su intento de llenar su vacío y tratar de evitar hacerle frente a la dolorosa raíz que es la causa de su vacío y soledad.
¿Si no tenemos suficiente objetividad constante, cómo podemos así pues, encontrar el amor que nosotros necesitamos y así tener una seguridad de por vida?
Recuperación
Primero, comprendan que la respuesta no se encuentra en la fama, la fortuna, el renombre, el sexo, en un romance de “campanitas y silbidos”, los logros o la aprobación, pero si a través de la recuperación. La realidad es que solo las personas que han sido amadas encuentran el amor verdadero, y en las palabras de alguien más, “iO lo encontramos dentro de nosotros mismos o no lo encontramos!”
Honradez
En segundo lugar, la recuperación comienza cuando admitimos la verdad, a nosotros mismos y a uno o dos amigos de confianza, que no nos sentimos amados o que nosotros no sentimos que nos amaron de niños, y que hemos puesto demasiado esfuerzo en buscar el amor en todos los lugares incorrectos.
Emociones
Tercero, necesitamos comprender que acumulamos una cantidad considerable de cólera, vergüenza, daño y pena sobre la pérdida del amor que nunca recibimos. Así que necesitamos entrar en contacto con todas estas emociones que llevamos dentro y liberarnos de ellas expresándolas creativamente y guardándole luto a nuestra pérdida. De ser necesario, tal vez podríamos buscar la ayuda de un consejero de confianza. Si no le guardamos luto a nuestras pérdidas, inevitablemente desquitaremos todas esas emociones negativas sin resolver en las personas cercanas a nosotros.
Causa
Cuarto, cuando los abrumadores sentimientos de soledad y de vacío nos acosan continuamente, necesitamos comprender que sus raíces por lo regular vienen de esa falta de amor durante la niñez. De ser así es importante no mitigar o anestesiar nuestro dolor con actividad sin fin, estar excesivamente ocupados, trabajando en exceso, el sexo, o con los alimentos o el abuso a las drogas, etc. Lo que se necesita es una relación sana y aprender a llenar nuestras necesidades en una forma sana—y no esperar que cualquiera llene el vacío en nuestras vidas. Continuará…
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, si en mi vida existe un área sin resolver, por favor ayúdame a verla. Ayúdame a resolverla para así sentir un profundo nivel de objetividad constante, y poder llenar mi vida con tu amor y el amor de los demás y pasar ese amor a todas las personas con quien yo tenga contacto. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesucristo, Amén.”
1. 1 Corintios 13:4-8 (NVI).
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