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            Encuentros Diarios 
          
                                    Octubre 28, 2021 
             
                                   Escondiéndose de Dios 
“Señor, tú me examinas,  tú me conoces… ¿A dónde podrÃa alejarme de tu EspÃritu? ¿A dónde podrÃa huir de  tu presencia? Si subiera al cielo, allà estás tú; si tendiera mi lecho en el  fondo del abismo, también estás allÃ. Si me elevara sobre las alas del alba, o  me estableciera en los extremos del mar, aun allà tu mano me guiarÃa, ¡me  sostendrÃa tu mano derecha! Y si dijera: Que me oculten las tinieblas; que la  luz se haga noche en torno mÃo, ni las tinieblas serÃan oscuras para ti, y aun  la noche serÃa clara como el dÃa. ¡Lo mismo son para ti las tinieblas que la  luz! Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo  porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé  muy bien!â€1 
   
  Tal vez leyeron sobre el profesor de mano dura (supuestamente en la  universidad de California) que era extremadamente rÃgido con sus estudiantes. Al  recordarles sobre su examen final para el curso que él enseñaba, les dijo que no  comenzarÃan su prueba hasta que él les dijera exactamente cuándo comenzar, y  después de exactamente una hora terminarÃan precisamente en el momento en que  él se los indicara e inmediatamente pondrÃan su prueba sobre el escritorio al  salir de la clase. Si no podÃan cumplir sus instrucciones al pie de la letra,  él les reprobarÃa. 
   
  Asà que. . . en el examen final todos los estudiantes siguieron las  instrucciones del profesor exactamente como él lo exigió -excepto por un  estudiante que continuó escribiendo después de que se les pidió que pararan. El  profesor exigió que él dejara de escribir, pero él no lo hizo. Él continúo  trabajando en su examen final. Cuando terminó, llevó el examen al escritorio en  donde el furioso profesor se encontraba sentado. 
   
  “¿Porqué no siguió mis  instrucciones?†exigió el profesor  
   
  “Porque necesitaba más tiempo,†contestó el estudiante.   
   
  “¿Usted no sabe que lo voy a reprobar? ¿Cuál es su nombre?† 
   
  “¿Me quiere decir que usted no  sabe mi nombre?†contestó el estudiante. 
   
  “¿Cómo podrÃa?†respondió el profesor, “tengo 400 estudiantes en esta  clase!†
   
“Bueno,†dijo el estudiante mientras que él deslizó su prueba en la pila  de los otros 399 exámenes que el profesor tenÃa en su escritorio - y salió del  salón!   
   
  En esta vida podemos ocultar todo tipo de cosas de todo tipo de  personas, pero nunca podemos ocultarnos de Dios. Él lo ve todo. Él lo sabe todo. Y él nos ama  y acepta de todos modos. ¡Pero también podemos estar seguros que, a menos que  estén perdonados, nuestros pecados nos encontrarán—eventualmente! 
   
  Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, gracias porque no puedo  ocultarme de ti, porque tú lo sabes todo sobre mi, y siempre sabes dónde estoy  y lo que estoy haciendo. Esto puede ser  atemorizante y reconfortante a la misma vez. Ayúdame a vivir de tal manera que nunca sienta temor de que me veas, y  ayúdame a reconfortarme en el hecho de que no importa en qué circunstancias me  encuentre, tu nunca me olvidaras. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesus, Amén.† 
   
  1. Salmos 139:1, 7-14 (NVI). 
   
<:))))>< 
                                   
            
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