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Encuentros Diarios
Octubre 25, 2016
Más sobre las relaciones
“Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda.”1
De todos los pedidos de ayuda de lectores del Encuentro Diario, la mayoría tienen que ver con las relaciones deterioradas. Uno de los temas más difíciles de tratar parece estar en el área del perdonar a los que nos han lastimado.
Por ejemplo otro lector escribe, “yo he estado batallando con un problema por algún tiempo. Fui lastimado profundamente por dos amigos, pero nunca he recibido una disculpa de parte de ellos por lo que hicieron. Estoy intentando perdonar y olvidar pero aun no lo he logrado. He rogado porque no deseo consumirme con la cólera, pero el dolor todavía está allí. ¿Qué puedo hacer?”
Imagino que la mayoría hemos estado en una situación similar, y, si no todavía, lo estaremos tarde o temprano. ¿Así que como manejamos este tipo de problemas?
Como la biblia nos indica, nos ayuda el ir con la persona que nos ha lastimado, y compartir con ella/él cómo nos sentimos. Sin embargo, cuando hacemos esto, es importante no ir con una actitud del juego de la culpa. Esto es porque lo qué ellos hicieron es si problema, pero la forma en la que reaccionamos y no sentimos siempre será nuestro problema y responsabilidad. Necesitamos decirle a la persona que nos ha lastimado que apreciamos y valoramos su amistad, pero que nos sentimos muy lastimados. Necesitamos admitir que nuestras sensaciones son nuestro problema; explicar porqué nos sentimos dañados y decir que quisiéramos hablar acerca del asunto para así poder resolver nuestras emociones.
¡Éste es generalmente el mejor acercamiento cuando se es posible-y tenemos el valor de hacerlo! Sin embargo, no hay garantía de que la persona que ofende responda en forma favorable. Pero una vez que hayamos hecho nuestra parte (mientras está sea en forma cuidadosa y madura), el resto depende de ellos. ¡Sin embargo, si ellos o nosotros somos inmaduros, esto podría empeorar la situación! Este es siempre el riesgo que se toma al tratar de resolver relaciones deterioradas.
De cualquier manera, es imprescindible que resolvamos nuestras emociones. Si no lo hacemos, nuestro dolor y cólera pueden hacernos resentidos, y nos afectan física, emocional, y/o espiritualmente. Si no podemos resolver nuestro conflicto de la primera manera, y todavía no podemos resolver nuestras sensaciones y perdonar en forma genuina, necesitamos hablar con un pastor que sea comprensivo, o en caso de ser necesario, con un consejero cristiano calificado que nos ayude a trabajar a través de nuestras emociones y a resolverlas.
Sin embargo, antes de que hagamos cualquier cosa, necesitamos pedirle a Dios que nos revele la verdad sobre lo que nosotros hemos contribuido al conflicto en el que estamos. Esto es crítico porque (según lo hemos observado) lo qué los otros nos hacen es su problema, pero la forma en la que reaccionamos es siempre nuestro problema y nuestra responsabilidad. Además, al grado en que reaccionemos (exageremos), si es que lo hacemos, ese será nuestro problema. Recuerden, también, que las personas súper sensitivas que tienen problemas sin resolver del pasado, inevitable reaccionaran de un modo u otro, o estallando y atacando a los demás o derrumbándose y volcando contra sí mismos el dolor y la cólera y permanecen lastimadas, se vuelven resentidos, y hasta se enferman físicamente.
Las relaciones deterioradas pueden ser y son muy destructivas para nosotros mismos y los demás, y son la causa de muchas enfermedades—en las relaciones, lo físico, emocional, y/o lo espiritual. Esta es la razón por la cual la Biblia nos anima a no permitamos que el sol se ponga (se meta) mientras que todavía estemos enojados, y resolvamos nuestros problemas o más rápidamente posible.
NOTA: Para más ayuda vea: “Perdón: el poder que sana,” http://www.actsweb.org/sp/perdon1.php.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, por favor ayúdame a nunca olvidar que vivo en un mundo quebrantado en donde todas las personas incluyéndome a mi, somos frágiles y batallamos en algún momento tratando de encontrar una relación amorosa. Por favor ayúdame a seguir creciendo en el amor de Cristo y a aprender a manejar cada relación deteriorada en forma madura y cristiana, y que al hacerlo sea un ejemplo a seguir para los demás. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesucristo, Amén.”
1. Mateo 5:23-24 (NVI).
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