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Encuentros Diarios
Junio 03, 2020
El poder de imaginar—Segunda parte
“Entonces les tocó los ojos y les dijo: Se hará con ustedes conforme a su fe.”1
Imaginarse—verlo con los ojos de la mente—le puede ayudar a lograr lo que parece imposible.
Un día cuando estaba trabajando en el edificio de nuestra iglesia, le pedí al jefe que me prestara una sierra circular. Al regresarla se cayó del camión, justo en el centro de la carretera principal. Se necesitaron cuatro personas para poderla subir al camión y ahora allí estaba, tirada en medio de la carretera con solo dos personas para poderla subir de nuevo.
No hay problema … todo lo que podíamos ver era el subirla al camión de nuevo. Y, con una fuerza que parecía sobre humana, la subimos al camión en un flash. La amarramos muy bien y estábamos en camino en cuestión de minutos. Estábamos impresionados con la fuerza que no sabíamos que teníamos. Este tipo de cosas es bastante común.
¿De dónde nos llego esa fuerza? Yo pienso que la imagen en nuestras mentes de subir la sierra al camión lo más pronto posible, mas la urgencia de la situación, dispararon un suministro extra de adrenalina, haciendo posible que la levantáramos. Si nos hubiésemos enfocado en el problema y en nuestra inhabilidad para levantarla por nosotros mismos, nunca hubiéramos logrado levantarla.
La imaginación también puede ayudar a sanar las enfermedades.
El doctor Norman Vincent Peal en su libro, Imagina, habla acerca de Harry DeCamp quien se curó del cáncer. El no era un hombre religioso, pero fue retado a creer en Dios cuando un amigo le envió una tarjeta la cual decía, “Con Dios todas las cosas son posibles.”
Harry escogió creer que a través de la fe y la oración, Dios lo podría sanar y empezó a visualizar en forma dramática el proceso de curación que tomaba lugar dentro de su cuerpo.
“Él empezó a imaginarse pelotones de células blancas dentro de su cuerpo que caían como una cascada desde sus hombros, corriendo por sus venas, atacando a las células malignas y destruyéndolas. Cien veces al día, doscientas, trescientas, usó él este proceso de su imaginación. Trabajó constantemente, día y noche.”2
Harry también mantuvo su quimioterapia y en seis meses había sanado. ¿Qué lo curó? Su fe, la quimioterapia, o su poder de la imaginación. ¡Probablemente los tres!
Por alguna razón desconocida, cuando la imagen que creamos en nuestras mentes es vivida y clara, el deseo de alcanzarla, y la fe de creer que es posible son lo suficientemente fuertes, los poderes sin utilizar de nuestras mentes salen a rescatarnos y a ayudarnos a lograr aquello que imaginamos y en lo que creemos. Por desgracia, el mismo principio es efectivo para aquellos que desean hacer vergonzosos actos diabólicos. En realidad, todos estamos visualizando cosas en nuestras mentes la mayor parte del tiempo. Solo piensen en cómo funciona la tentación. Necesitamos usar esta habilidad para hacer el bien.
Continuará…
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, ayúdame a ver lo que tú deseas que yo sea y haga para tu gloria, y tener esas imágenes en mi mente hasta, que con tu ayuda, una por una, las logre realizar. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesucristo, Amén.”
1. Mateo 9:29 (NVI).
2. Imaging, por el Dr. Norman Vincent Peale, página 22.
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