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Encuentros Diarios
Noviembre 11, 2016
Por favor ayúdeme – tengo un problema
“En cambio, el recaudador de impuestos, que se había quedado a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: '¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!'”1
Hace años cuando estaba tomando mis cursos de entrenamiento como consejero, uno de los instructores hizo la siguiente declaración, ¡Lo que les moleste es su problema!
"Hmmm," me quede pensando, “ese es un concepto muy interesante—nunca lo había pensado antes.”
En ese momento yo estaba pasando por una situación personal muy difícil y estaba desesperado por ello. Durante el curso de entrenamiento, le hablé a mi consejero sobre mi predicamento y él me dijo, “Eso te debe de tener muy molesto.”
“No” fue mi respuesta, “sólo estoy lastimado.” Y él me dejo con el pensamiento “Eso te debe de tener muy molesto.”
Poco después salí a tomar una larga caminata y pensaba sobre lo que me había dicho, “Eso te debe de tener muy molesto.” ¡Entonces la verdad me pego como de rayo! “Es increíble,” me dije a mí mismo “¡estoy enojado—muy enojado!”
Nunca pude cambiar a la persona que sentí que me había rechazado y lastimado tanto, pero pude cambiar y llegue a términos con mis sentimientos (los cuales había aprendido a guardar muy dentro y a negarlos desde temprana edad), y los resolví. Tambien me ayudó a manejar el resentimiento que sentía contra mi padre de quien había estado alejado por muchos años y también pude arreglar esa relación. Afortunadamente pude hacer esto unos meses antes de que él muriera. De lo único que me lamento es de no haberlo hecho antes.
Lo que los demás me hagan puede o no ser un problema, pero como yo reaccione y me sienta es siempre mi responsabilidad. Sin embargo, la forma en la que yo reaccione ese será siempre mi problema.
Es verdad, lo que me moleste es mi problema. Esto puede ser una píldora/pastilla difícil de tragar, pero hasta que aceptemos la realidad, continuaremos culpando a los demás por nuestros sentimientos y posiblemente nunca podamos resolver nuestro dolor/ira o las relaciones con los demás.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, gracias por las personas en mi vida a quienes has utilizado para enfrentarme a la verdad y la realidad. Ellos has sido como ángeles para mí. Ayúdame a reconocerlos siempre como tales y a usar sus ideas para ayudarme a ser mejor, más sano y a ser una persona más amorosa y comprensiva. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesucristo, Amén.”
1. Lucas 18:13.
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