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Encuentros Diarios
Diciembre 30, 2016
Fracaso. Nunca es el final
“Dios…nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.â€1
En su libro, Comenzando una vez más, Terry Hershey escribe, “Dios no sólo nos dice que el fracaso nunca es la palabra final, pero que en cada uno de nosotros nuestra área de debilidad se convertirá en un área de fortaleza. En las áreas en dónde usted era débil y aprendió la tolerancia llegará a ser el medio por el cual usted podrá alcanzar y tocar las vidas de otras personas que necesiten las mismas buenas noticias.
“Dios no solamente está trabajando para sanarle, pero para sanar a otros a través de usted, para hacer lo qué Henri Nouwen llamó ‘un sanador de heridas.’
“Tal curación no sucede a través del hombre o de la mujer que tiene todas las respuestas. Sucede a través del hombre o de la mujer que entiende dolor y tolerancia. Nouwen lo explica, “Ya que una comprensión profunda de su propio dolor le permite [al herido] convertir sus debilidades en fuerza y ofrecer su experiencia como fuente de curación a aquellos que a menudo se pierden en la oscuridad de sus propios sufrimientos.’â€
Creo que era Ernest Hemingway quien primero utilizó la frase, “creciendo fuerte a pesar de las partes rotas.†La idea es que la parte del hueso que se quebró y sanó se convierte en la parte más fuerte del hueso.
Lo mismo es verdad para nuestras partes rotas—donde hemos sido lastimados, hemos caÃdo, o hemos fallado. Cuando le llevamos esto a Cristo para que nos sane, su fuerza entonces se hace perfecta en y a través de nuestras debilidades. Esto es ciertamente verdad al dar un ministerio eficaz a los demás. Se ayudan, mas no con nuestra lógica brillante, ni el discurso persuasivo, pero con el hecho de compartir nuestras luchas, y cómo, con la ayuda de Dios, las hemos superado. Es un caso de un mendigo que muestra a otros mendigos donde encontrar el pan.
Esta es la razón por la cual el Apóstol Pablo podÃa decir, “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.â€2
Se sugiere al siguiente oración: “Dios mÃo, por favor ayúdame a ver mis partes rotas y a encontrar tu curación para que yo también pueda ser utilizado por ti para sanar las heridas de los demás. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Con toda alegrÃa en el nombre de Jesús, Amén.â€
1. 2 Corintios 1:4 (NLT).
2. Romanos 8:28 (NKJV).
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