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Encuentros Diarios
Septiembre 03, 2020
Señor, mata la araña
“Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.â€1
Una vez escuche a nuestro pastor contar una historia muy interesante y de no haber sido seria, hubiese sido muy chistosa. El habló acerca de una persona en un grupo de apoyo quien por meses estuvo orando por un problema personal pero nunca hizo nada al respecto. Semana tras semana el oraba con lo que parecÃa una gran convicción, “¡O Dios, limpia las telarañas de mi vida… limpia las telarañas de mi vida!
Finalmente, en máxima frustración el lÃder del grupo interrumpió la oración del hombre y oró en forma por demás exuberante, “O Dios, MATA LA ARAÑA!â€
Me puedo identificar con este lÃder en que yo, también, sé de personas que han estado confesando el mismo pecado y o problema por años, pidiéndole a Dios que los libere pero no hacen nada al respecto. Es verdad, Dios le da de comer a los gorriones pero como dice el viejo dicho, no les pone la comida en el nido.
¿Si estamos batallando con un pecado que es nuestra falta principal o un mal habito, que es lo que podemos hacer al respecto? Ciertamente orar y pedir a Dios que nos libere, pero también oremos para que nos muestre la raÃz de la causa de nuestros problemas, la mayorÃa de las veces, nuestras fallas continuas son el fruto de una raÃz muy profunda. Dios no solo desea liberarnos de nuestros pecados habituales pero también liberarnos de las causas que están arraigadas en nosotros. Tambien, necesitamos pedirle a Dios que nos guie hacia la ayuda que necesitamos para vencerlos, ya sea un grupo de AA, o algún otro tipo de grupo de ayuda, consejeros, un pastor o lo que sea que nos ayude. Y después necesitamos hacer algo para encontrar algo que ayude. Al hacer nuestra parte, Dios hará la suya, pero él no hará por nosotros lo que nosotros podemos y somos capaces de hacer por nosotros mismos. El que hagamos menos de lo que somos capaces es evitar la responsabilidad personal.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, Gracias por que ya has hecho por mi aquello que yo no podrÃa haber hecho por mà mismo al dar a tu Hijo, Jesús, para que muriera para liberarme de una vida de pecado y fracasos. Por favor ayúdame a ver la causa principal de mis pecados o problemas (nómbrelos) y ayúdame a encontrar la ayuda que necesito para vencerlos. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.â€
1. Hebreos 12:1-2.
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