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Encuentros Diarios
Mayo 20, 2016
Ãngeles incógnitos
“No se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.â€1
HabÃa una vez un pequeño que deseaba conocer a Dios, o asà va la historia. Él sabÃa que era un largo viaje para llegar a donde Dios vive, asà que él guardo en su maleta unos pastelillos, varias latas de refresco/soda e inició su viaje.
Cuando él habÃa avanzado cerca de tres bloques/cuadras, él vio a una mujer mayor. Ella estaba sentada en un banco del parque mirando a las palomas. El niño se sentó junto a ella y abrió su maleta. Él estaba a punto de tomarse su bebida cuando notó que la señora parecia hambrienta asà que él le ofreció un pastelillo. Sonriendo ella lo aceptó agradecida.
Su sonrisa era tan hermosa que él deseó verla de nuevo, asà que también le ofreció un refresco. Una vez más ella le sonrió. ¡El niño estaba fascinado!
Ellos permanecieron sentados allà por el resto de la tarde comiendo y sonriendo sin decir una sola palabra.
Cuando empezó a obscurecer, el niño se dio cuenta de lo cansado que estaba y quiso irse a casa. Se levantó para irse pero habÃa avanzado solo unos cuantos pasos, cuando se regresó y corrió hacia la anciana, dándole un gran abrazo. Ella le dio la más grande de sus sonrisas.
Cuando el niño regresó a casa su madre estaba sorprendida por la felicidad que su rostro transmitÃa. Ella le preguntó, “¿Qué es lo que te ha hecho tan feliz el dÃa de hoy?†Él respondió, “Tome el almuerzo con Dios.†Antes de que su madre pudiera responder el agregó, “¿Sabes qué?†¡Ella tiene la sonrisa más hermosa del mundo!â€
Mientras tanto, la anciana, radiante de felicidad regreso a su casa. Su hijo estaba sorprendido de la paz que se reflejaba en su rostro. Él preguntó “Madre, ¿Qué es lo que te ha hecho tan feliz el dÃa de hoy?†Ella respondió, “comà pastelillos con Dios en el parque.†Y antes de que su hijo pudiera responder, ella agregó, “Sabes, él es mucho más joven de lo que yo esperaba.â€
Muy seguido subestimamos el poder de una caricia, de una sonrisa, de una palabra amable, de alguien que nos escuche, de un cumplido honesto, o el más pequeño acto de preocupación; todos ellos tienen el potencial de cambiar nuestras vidas por completo.
La gente entra en nuestras vidas por una razón, una estación, o por el curso de la vida. No tomemos a nadie a la ligera, aceptemos a todos con la misma alegrÃa.2
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, por favor ayúdame a vivr en tal manera que la gente vea a Jesús en mà y, al verlo en mÃ, deseen que Jesús este en sus vidas también. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.â€
1. Hebreos 13:2.
2. Creo que esta historia la escribió Leo Buscaglia, autor de Living, Loving and Learning. Si alguien lo sabe por seguro, por favor déjenmelo saber.
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