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Encuentros Diarios
Mayo 30, 2016
La gente contra los programas centrados
“Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que pasaba Jesús, gritaron: ‘¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!’... Jesús se detuvo y los llamó. ¿Qué quieren que haga por ustedes?”1
Recuerdo haber leído cómo, en los años cuarentas, 80 por ciento de todos los relojes vendidos fueron hechos en Suiza. Al final de los años cincuenta se les presentó el reloj digital y ellos rechazaron la idea porque ya tenían los mejores relojes y los mejores relojeros. ¡El hombre que había desarrollado la idea posteriormente la vendió a Seiko – y el resto es historia!
En 1940 las compañías de relojes suizos empleaban a 80.000 personas. Hoy, emplean solo 18.000. En 1840 hicieron el 80 por ciento de todos los relojes vendidos. ¡Hoy, hacen un 20 por ciento – y la mayoría son digitales! Esta historia demuestra lo qué sucede cuando una organización o un individuo eligen morir o desaparecer antes que cambiar.
Mientras que en la iglesia nuestro mensaje del amor de Dios y su gran regalo de salvación nunca cambia, nuestros métodos propagar el ministerio y de comunicar este mensaje necesitan cambiar con el tiempos y con las necesidades cambiantes de las personas. Lo qué funcionó en antaño puede que no funcione en la actualidad. Y si nuestros métodos ya no funcionan entonces necesitamos desecharlos. El convertirnos en un producto, un método, o un programa orientado en lugar de ser personas orientadas es como deletrea la palabra muerte a cualquier ministerio, organización, o negocio.
Cuando Jesús vino a la tierra, él cortó a través de la semilla del dogma de las religiones creadas por el hombre, los programas, y las tradiciones religiosos que no son relevantes a las necesidades de la gente en la actualidad.
En su ministerio él siempre fue sensible a los sentimientos o las necesidades que percibía en sus seguidores y dirigía su ministerio hacia esas necesidades. Según lo ilustrado en su encuentro con los dos hombres ciegos su pregunta fue, “¿Qué quieren que haga por ustedes?” A lo cual ellos contestaron, “Señor, queremos recibir la vista.” Antes de responder a las necesidades espirituales de las personas, Jesús ministraba a las necesidades personales de los individuos. El hacer menos que esto es ser menos que Cristo.2
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, por favor ayúdame a siempre ser sensitivo a las necesidades de las personas y ayúdame a ser como Cristo con ellos y encontrarlos en su punto de necesidad, Y al hacerlo concédeme que ellos se acerquen a ti y te acepten como su Salvador y Señor. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.”
1. Mateo 20:30, 32 (NVI).
2. Adaptado del libro, I Hate Witnessing, a Handbook for Effective Christian Communications de Dick Innes.
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