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Septiembre 29, 2020

“El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado.â€�¹

¿Ha notado usted que Dios no se preocupa por ser políticamente correcto? La sociedad políticamente “correcta� de hoy tiene todo tipo de nombres para el pecado. A la mentira le llamamos cuento (o me equivoque), al adulterio una aventura, al aborto una forma viable de controlar la natalidad, a la homosexualidad le llamamos una forma de vida alterna, etc., etc. Pero Dios no se anda con palabras a medias. El pecado como le quieran llamar sigue siendo pecado. El llamar al veneno por cualquier otro nombre sería mortal. El llamar al pecado por cualquier otro nombre también es mortal. Si hacemos lo que sabemos que es incorrecto, estamos pecando. Y si sabemos que debemos hacer el bien y no lo hacemos, estamos pecando.

Si yo digo que soy un seguidor de Cristo y no hago nada para ayudar al pobre, dar de comer al hambriento, cuidar de los oprimidos en mi comunidad y en otras partes del mundo, no apoyo a las misiones y a aquellos esparciendo el evangelio, entonces no soy un seguidor de Jesús, no importa lo que yo diga. Lo que yo diga no tiene sentido al menos que este apoyado por mis acciones.

Cada uno de nosotros podemos hacer algo para ser como Cristo con alguien más. Aun si estamos en cama, aun así podemos comunicar el amor de Cristo a todos aquellos que dan el ministerio a cada uno de nosotros a través de un alma cariñosa y amable, y podemos orar por las enfermeras y los doctores, y por aquellos que están al frente en la línea de acción por Cristo.

Por lo tanto, el saber y no hacer nada es no saber aún; o el creer y no actuar es no creer aun porque yo solo creo totalmente en aquello que me motiva a actuar.

Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, ayúdame a ser una persona de acción, que cumpla tu palabra y no sean solo ‘palabras.’ Y por favor ayúdame a practicar el ser como Cristo en cada vida que toque – dando el ministerio a las personas que estén en necesidad y después comunicar tu amor y el mensaje del evangelio a aquellos que están perdidos y necesitan al Salvador. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.�

1. Santiago 4:17 (NVI).

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