| |
Encuentros Diarios
Agosto 30, 2016
¡Sin temor! ¡Sí, cómo no!
“El Señor está conmigo, y no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal? El Señor está conmigo, él es mi ayuda; ¡ya veré por los suelos a los que me odian!”1
Se cuenta la historia de un osezno “que se alejo de su madre en busca de alimento. Ésta era su primera aventura; Ă©l osezno era un poco tĂmido. Un enorme y feroz gato montĂ©s observaba al osezno y se acercaba listo para atacarlo. El osezno, no sabiendo quĂ© más hacer, se alzĂł en sus piernas traseras como Ă©l habĂa visto a su madre hacerlo en forma defensiva. Inmediatamente, el gato montĂ©s se retirĂł; y se alejĂł corriendo como si temiese por su vida. El osezno, muy orgulloso continuĂł buscando alimentos. Lo que el gato montĂ©s habĂa visto y el osezno no lo sabĂa, era que la madre estaba parada en sus patas traseras justo detrás del osezno, lista para atacar al gato montĂ©s.”2
¡Sin miedos! ¡SĂ, cĂłmo no! Dijo el hombre con el alma tan muerta de quiĂ©n nunca se habĂa dicho a sĂ mismo, “estoy asustado a medio morir.” El temor es un tema muy comĂşn para todos nosotros – a menos que lo hayamos enterrado y ocultado, lo cual puede ser un camino muy peligroso a seguir ya que lo que negamos es lo que inevitablemente hacemos de una cierta forma destructiva para nosotros mismos. ¡Alguien ha dicho que hay 365 “no temas” en la Biblia –uno para cada dĂa del año!
David, quien escribiĂł las palabras del salmo de hoy tenĂa toda razĂłn al sentirse aterrorizado en muchas ocasiones porque el Rey SaĂşl, consumido por un odio increĂble por Ă©l, lo buscaba para matarle. AsĂ que cuando siento temor, tomo una página del libro de David, y repito constantemente para recordarme a mĂ mismo, “El Señor está conmigo, y no tengo miedo; ÂżquĂ© me puede hacer un simple mortal?”
La buena noticia es que Dios está con nosotros… siempre… él nunca nos dejará o nos olvidará… por lo tanto para compensar nuestros miedos podemos aprender a poner nuestra confianza en él y no en nosotros mismos. También, es importante el no permitir que los miedos nos controlen porque si no los controlamos (o resolvemos), ellos nos controlará.
Se sugiere la siguiente oraciĂłn: “Querido Dios, gracias porque no importa cuáles sean las circunstancias, tĂş estás siempre allĂ por mĂ. Gracias tambiĂ©n por tu promesa de nunca dejarme u olvidarme. AyĂşdame a aprender cĂłmo depositar toda mi confianza en ti para asĂ no sentir temor. Gracias por escuchar y responder a mi oraciĂłn. Te agradezco. En el nombre de JesĂşs, AmĂ©n.”
1. Salmos 118:6-7 (NVI). 2. La fuente fue un correo electrĂłnico. Autor desconocido.
<:))))><
|
|