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Encuentros Diarios
Agosto 01, 2016
Ver es creer
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. Un dĂa comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber. Sin palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible, por toda la tierra resuena su eco, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo! Dios ha plantado en los cielos un pabellĂłn para el sol.”1
Cuando exploradores de Inglaterra fueron a Australia por primera vez descubrieron algunos animales extraños y maravillosos que no habĂan sido vistos en otras partes del mundo—animales, como el canguro, el koala (que no es un oso como a menudo se denomina) y el ornitorrinco—un mamĂfero que pone huevos, pasa tiempo tanto en el agua como en la tierra, tiene una cola amplia, plana, patas palmeadas y un pico similar al del pato.
Cuando los exploradores regresaron a casa, nadie podia creer su historia sobre el ornitorrinco. Todos consideraron que era una broma. Incluso despuĂ©s de que regresaron a Australia y trajeron consigo la piel de este extraño animal, la gente aun sentĂa que esta era una broma y se rehusaban a creer que era real.2
Mucha gente dice, “Creo solamente en lo que veo por mà mismo.” Esto no es verdad necesariamente porque, por lo general, la gente ve y cree sólo lo que quieren ver y creer—y se niegan a ver y creer todo lo demás—sin importar las evidencias.
Sin embargo, lo que veo y creo no tiene efecto en lo absoluto sobre lo que es. Lo que es, es—ya sea que yo lo vea y lo crea o no. Por ejemplo, nunca he visto un átomo pero he visto (al menos en las imágenes) las pruebas de su increĂble poder y creo que es real. Vivo cerca de una planta de energĂa nuclear y no puedo ver la energĂa elĂ©ctrica que está generando, pero su electricidad probablemente es la que le provee energĂa a mi computadora en la cual estoy escribiendo este artĂculo ahora mismo. No veo la electricidad, pero el que yo crea que es real o no, no afecta su realidad. SĂłlo es.
Nunca he visto a Dios pero he visto las evidencias de su presencia y de su poder en todas partes—veo y creo porque he elegido creer. Con Dios asà como con tantas otras cosas en la vida, el creerlo es verlo. En verdad, los cielos declaran la gloria de Dios. Créanlo y lo verán.
Se sugiere la siguiente oraciĂłn: “Querido Dios, abre mis ojos y ayĂşdame a ver las maravillas de tu creaciĂłn, la majestuosidad de tu presencia, la magnificencia de tu poder y sobre todas las cosas, ayĂşdame a ver las riquezas que JesĂşs tiene para mĂ—incluyendo el regalo del perdĂłn y de la vida eterna para estar contigo para siempre en el cielo. Gracias por escuchar y responder a mis oraciones. Te agradezco. En el nombre de JesĂşs, amen.”
1. Salmos 19:1-4 (NVI).
2. http://www.esermons.com.
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