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Encuentros Diarios
Octubre 20, 2020
Desilusiones de la Vida
“Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.â€1
En su libro, Imperio de las Mentes, Dennis Waitley comparte como alrededor de 1920 cuando Ernest Hemingway estaba trabajando duramente para perfeccionar su trabajo, él perdió un maletÃn en el que guardaba todos sus manuscritos—muchas historias en las que él habÃa estado trabajando laboriosamente para pulir todos los detalles a la perfección—las cuales pensaba publicar en su libro. El devastado Hemingway no podÃa concebir la idea de volver a hacer el trabajo. Él sólo podÃa pensar en los meses que habÃa dedicado a escribir arduamente—y ahora pensaba que habÃan sido por nada.
“Pero cuando él se lamentó de su pérdida con el poeta Ezra Pound, Pound lo llamó un golpe de suerte. Pound le aseguró a Hemingway que cuando él escribiera las historias de nuevo, él olvidarÃa las partes débiles; sólo el mejor material reaparecerÃa. Pound consideraba esto como una oportunidad. Hemingway escribió las historias de nuevo—y el resto, como se dice, es historia. El se convirtió en una de las mayores figuras de la literatura estadounidense.â€2
Para aquellos que confÃan su vida a Cristo diariamente, nuestras desilusiones, como alguien más lo dijo, son las citas de Dios ya que él quiere usar todas las circunstancias adversas para ayudarnos a crecer y a madurar para ser mejores personas.
Dios puede tomar las circunstancias mas dolorosas de la vida y usarlas para nuestro bien. En el momento quiza sea dificil de entender, pero Dios nos ama y tiene nuestro future en Sus manos.
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, te entrego mi vida y mis caminos y te pido que uses cada desilusión en mi vida como una de tus citas. Cambia cada experiencia negativa en bendición, y usa cada una para hacer algo bello de mi vida. Gracias por escuchar y responder a mis oraciones. En el nombre de Jesús, amen.â€
1. Romanos 8:28 (NVI).
2. Dennis Waitley, Imperio de la Mente (New York: William Morrow y Compañia, Inc., 1995), pag. 122.
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