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Encuentros Diarios
Noviembre 21, 2016
El precio de la libertad
“Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que escogió por su heredad. El Señor observa desde el cielo y ve a toda la humanidad; y considera todo lo que hacen. No se salva el rey por sus muchos soldados, ni por su mucha fuerza se libra el valiente.â€1
En el Congreso, el 4 de julio de 1776, cincuenta y seis hombres firmaron la Declaración de la Independencia declarando las entonces trece colonias (ahora Estados) en América del Norte independiente de Gran Bretaña.
Centrales a la declaración de independencia son las siguientes palabras: “Mantenemos estas verdades para que sean una evidencia de que todos los hombres han sido creados iguales, que ellos han sido dotados por su creador con ciertos derechos inalienable, y, entre ellos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.â€
Aunque hay historias conflictivas2 sobre lo que sucedió con los cincuenta y seis firmantes originales, de lo que podemos estar seguros es de que cuando firmaron esta declaración, sabÃan muy bien que arriesgaban sus vidas. Además, muchos hombres dieron sus vidas en la guerra de independencia para obtener la independencia del reinado opresivo de Gran Bretaña.
Como la historia lo ha demostrado claramente, siempre ha habido que pagar un alto precio por la libertad, ya que nunca parece existir una falta de déspotas que desean subyugar a un pueblo a su control total para sus propios fines egocéntrico.
Quienes vivimos en paÃses libres tenemos bendiciones increÃbles por las que hay que estar agradecidos. Y hoy debemos estar agradecidos no sólo por estas bendiciones, pero también por todos aquellos que han dado sus vidas para darnos libertad y por todos aquellos que hoy arriesgan sus vidas para mantenernos libre.
Como cristianos, no olvidemos que a pesar de que la libertad es un derecho que Dios nos ha dado (lo cual lo afirma la declaración de independencia), libertad nunca ha llegado sin un precio — y nunca se mantendrá sin el elevado precio de la eterna vigilancia. Como lo dijo Wendell Phillips (1811-1884) al reafirmar las palabras de John Philpot Curran, “la vigilancia eterna es el precio de la libertad.â€
Tan poderoso como lo es el poder militar de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, recordemos que, “Bendita es la nación cuyo Dios es el SEÑOR…. No se salva el rey por sus muchos soldados, ni por su mucha fuerza se libra el valiente.â€3 y que “la justicia enaltece a una nación, pero el pecado deshonra a todos los pueblos.â€4 Y que, cuando le damos la espalda a Dios y no seguimos sus caminos, nos divorciamos nosotros mismos de los derechos de “inalienable de vida, libertad y la búsqueda de la felicidad.â€
Se sugiere la siguiente oración: “Querido Dios, gracias por el maravilloso privilegio y las inmensurables bendiciones que nos has dado a aquellos de nosotros que vivimos en paÃses libres. Hoy oramos por nuestros hermanos y hermanas que sufren bajo la tiranÃa y la persecución de hombres sin escrúpulos. Y permite que nosotros en los paÃses libres recordemos que ‘la justicia enaltece a una nación, pero el pecado deshonra a todos los pueblos.’ Gracias por escuchar y responder a mis oraciones. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen.â€
1. Salmos 33:12-13, 16 (NVI).
2. Vea http://www.ctssar.org/articles/price_paid.htm (Solamente en inglés)
3. Salmos 33:12-13, 16 (NVI).
4. Proverbios 14:34 (NVI).
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