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Encuentros Diarios
Octubre 30, 2020
Como llenarse del Espiritu de Dios - tercera parte
JesĂşs dijo “Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el EspĂritu Santo a quienes se lo pidan!”1
La semana pasada hablamos sobre varios de los pasos que necesitamos tomar para estar llenos del EspĂritu Santo. Deseo, fe, compromiso, confesiĂłn de los pecados, ser abiertos y honestidad personal. Hoy queremos hablar de cuatro pasos más.
En sexto lugar, eliminar las barreras. Otra barrera que bloquea el EspĂritu de Dios puede ser un espĂritu que no sabe perdonar, lo que generalmente tiene sus raĂces en una relaciĂłn deteriorada o una experiencia dolorosa del pasado. Para estar llenos del EspĂritu Santo es esencial que, en la medida de lo humanamente posible, resolvamos las relaciones en deterioro, solucionemos nuestros sentimientos de odio y dolor y perdonemos a aquellos que nos lastimaron. Si no es posible reconciliar la relaciĂłn (que toma ambas partes), tenemos que hacerle frente a nuestro lado del conflicto, resolver nuestros sentimientos negativos y perdonar a quienes nos han lastimado.
SĂ©ptimo, obediencia. Otro requisito para estar llenos del EspĂritu Santo está en el vivir en armonĂa y obediencia, a la voluntad de Dios. Como lo dijo Pedro, el EspĂritu Santo se concede a aquellos que obedecen a Dios.2
Octavo, pedirle a Dios que le llene con el EspĂritu Santo. JesĂşs dijo, JesĂşs dijo “Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el EspĂritu Santo a quienes se lo pidan!”3
Finalmente, permanencia. Como lo dijo JesĂşs, “Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mĂ, como yo en Ă©l, dará mucho fruto; separados de mĂ no pueden ustedes hacer nada.”4
La parábola de Cristo es un buen ejemplo de cĂłmo tener una vida fructĂfera. Como nosotros, las ramas, se acoplan a Cristo, la vid, al pasar tiempo con Ă©l (aprendiendo lo que enseña su palabra, orando regularmente y viviendo en obediencia al practicar lo que enseña su palabra), asĂ que la vida, el EspĂritu Santo, fluye de Cristo a travĂ©s de nosotros, las ramas. El fruto es el resultado natural.
La buena noticia es que no tenemos que luchar para producir el fruto de Dios. Sin embargo no podemos; y si lo intentamos, el fruto es pequeño y sin uso alguno. Eso es lo que Cristo nos enseño al decir que sin Ă©l, no podemos hacer nada. SĂłlo su espĂritu puede producir el fruto.
Al colocar nuestras vidas en una entrega completa a Jesucristo, respetarlo y resolver las barreras entre nosotros, nos llenamos del EspĂritu Santo y del fruto del espĂritu: amor, alegrĂa, paz, — se producen automáticamente como la uva en una viña saludable. El cuidador de la viña no pone las uvas en la vid. La fruta viene desde dentro.
En conclusiĂłn, permĂtanme añadir que la evidencia de estar llenos del EspĂritu de Dios es el fruto del EspĂritu, y no los dones del EspĂritu como muchos pretenden y, por lo tanto, están confundidos. “Por su fruto los conocerán” dijo JesĂşs, “no por sus dones.”
Se sugiere la siguiente oraciĂłn: “Querido Dios, de nuevo hoy te entrego el control de mi corazĂłn y mi vida. AyĂşdame a vivir de acuerdo a los principios encontrados en tu Palabra, y al hacerlo, por favor llĂ©name en abundancia con tu EspĂritu Santo para que el fruto del EspĂritu sea evidente en mi vida y al ver a JesĂşs en mĂ, los demás lo quieran tener en ellos tambiĂ©n. Gracias por escuchar y responder a mi oraciĂłn. Te agradezco. En el nombre de JesĂşs, AmĂ©n.”
1. Lucas 11:13, (NVI).
2. Hechos 5:32.
3. Lucas 11:13 (NVI).
4. Juan 15:5.
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