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Enero 23, 2017

Sana Dios a los demás en la actualidad

"Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz."1

Cuando se trata de la sanación divina, nunca faltan los charlatanes. Hay sanadores por la fe y también hay sanadores falsos. Y cuando hablamos de los llamados evangelistas de televisión algunas veces me pregunto cuáles de ellos están en la mayoría.

Entre nosotros personas ordinarias hoy en día algunos afirman que Dios sigue sanando. Otros no están seguros. Algunos están de acuerdo en que Dios puede curar, pero no creen que les sanará a ellos. Otros dicen si es la voluntad de Dios, o si tenemos la suficiente fe, Dios nos sanará. Y algunos dicen que estamos tan enfermos como queremos estar. Personalmente, me gusta el dicho que escuché el otro día: "Los cristianos no deberían de estar más enfermos de lo que deben de estar."

Con respecto a la fe, como Jesús lo señalara, sólo necesitamos fe del tamaño de una semilla de mostaza para recibir las bendiciones de Dios. Además, si lo he entendido correctamente, la fe de los curanderos por la fe es sólo tan necesaria (tal vez incluso más) como la de la [persona por la que se está orando. Con los curanderos falsos cuando la persona por al que están orando (a menudo orando sobre ella) no se cura, ellos le echan la culpa a la persona enferma diciéndoles simplemente que ellos no tenían la fe suficiente. ¡Sí, por supuesto!

Lo que James dice es tremendamente importante ya que para ser curados de tantos males, primero necesitamos confesar nuestros pecados y fallas. Lo que la Biblia enseñó hace 3,000 años y ha sido confirmado por la ciencia médica moderna es que un corazón alegre es la mejor medicina, pero el ánimo decaído seca los huesos."2

Cuando no logramos resolver dolores del pasado, amarguras, culpabilidad, ira, hostilidad, un espíritu crítico, etc. y enterramos, reprimimos y negamos estas emociones negativas, no las enterramos muertas, por lo contrario están muy vivas. Ya sea que le hagamos frente y resolvamos estos problemas de manera creativa o estos se expresarán de forma destructiva. Esto puede ser a través de todas o algunas de las siguientes maneras: (1) emocionalmente en depresión, ansiedad, miedo, estrés, o a través de relaciones problemáticas; (2) espiritualmente en nuestra relación con Dios, sintiendo que él está distante o enfadándonos con él; y/o (3) a través de una enfermedad física. Con respecto a este último, lo que a menudo no sabemos es que muchos de nuestros males son causados por o son agravados considerablemente por estas súper recargadas emociones negativas que llevan reprimidas.

Para ser curado tenemos que seguir las instrucciones de Dios y confesar y resolver todos nuestros pecados, nuestro espíritu negativo, y todas esas emociones negativas súper recargadas que llevamos reprimidas: las cosas que nos hacen enfermos. Como lo dijo Pedro, "Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia."3 El reprimir estas emociones nocivas no se deshace de ellas.

Algunas enfermedades son simplemente porque vivimos en un mundo pecaminoso, rota y todos somos afectados. Otros males podrán ser permitidos por Dios para que nos ayuden a crecer. El apóstol Pablo tenía alguna dolencia por las cuales oró tres veces para que Dios las sanara. Dios no lo hizo. A través de esto, Paul aprendió la eficiencia de la gracia de Dios que le ayudó a vivir con su problema.

Jesús dijo a aquellos que estaban inseguros, "¿desean estar bien"? Como lo he dicho antes, los deseos no se lavan. Tenemos que desear realmente estar bien y aceptar la responsabilidad personal para hacer nuestra parte en el proceso de la curación. Dios no va en contra de sus propias leyes. Nosotros o resolvemos nuestros pecados y nuestros problemas o sufrimos las consecuencias naturales.

Hablando de forma personalmente, en mí juventud me enseñaron que los cristianos nunca deben de enojarse y que no podemos confiar en nuestros sentimientos, por lo que desde temprana edad aprendí a reprimir y negar mis emociones negativas. Para cuando llegue a mis treinta años sufrió de una dolorosa bursitis en ambos hombros y de una miserable fiebre del heno. Pero cuando entre en recuperación y resolví mi ira, mi dolor, mis penas y mis temores, estaban curados. Yo no he sufrido de bursitis o fiebre del heno en años, por lo que estoy muy agradecido.

Por lo tanto es verdad que "Los cristianos no deberían de estar más enfermos de lo que deben de estar." Se sugiere la siguiente oración: "Dios mío, en todos mis problemas, conflictos o enfermedades, ayúdame a comprender la naturaleza de mis problemas para que yo sepa si hay algo que yo pueda hacer o necesito hacer para sanar. Ayúdame a no conformarme con menos de lo que tú tienes para mí. Gracias por escuchar y responder a mi oración. De todo corazón en el nombre de Jesús, Amén."

1. Santiago 5:16 (NVI).
2. Proverbios 17:22 y 15:13 (NASB).
3. Vea 1 Pedro 2:1-2 (NLT).

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