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Mayo 12, 2017

"Vale más la buena fama que las muchas riquezas, y más que oro y plata, la buena reputación."¹

Shakespeare dijo, "¿Qué hay en un nombre? Aquello que llamamos rosa con cualquier otro nombre olería tan dulce."

Es cierto, que podríamos llamar una rosa por cualquier otro nombre y eso no cambiaría sus características. La llegaríamos a conocer por el nombre que le pongamos y aún así llenaría las expectativas de su nombre.

Los nombres son significativos ya que ellos describen lo que es un objeto y cuáles son sus características. Ellos también identifican lugares, personas, posiciones y procesos así como innumerables otras cosas.

Los primeros seguidores de Jesucristo fueron conocidos primero como parecidos a Cristo y pronto se les llamó cristianos. Por lo tanto, un verdadero cristiano es un seguidor de Jesucristo.

Pero cuando se trata de llamar nombres o etiquetar, ese es un asunto diferente. Como alguien más lo dijo, "Si me etiquetas, me niegas." Esto es especialmente verdad si nos etiquetan de forma negativa.

Por ejemplo, si etiquetamos a un político como una persona liberal o un conservador derechista, automáticamente lo negaran aquellos que mantienen una posición opuesta. Esto es destructivo cuando se utiliza falsa y maliciosamente como una confabulación política buscando destruir la reputación de un político en particular quien se opone a algún punto de vista de la oposición. O si tomamos una posición acerca del aborto, homosexualidad o el matrimonio entre homosexuales, usted inmediatamente será clasificado como una persona de mente cerrada, atrasada en los tiempos, o un racista de extrema derecha políticamente incorrecto.

Ya que yo incluyo psicología en algunos de mis escritos, estos han sido llamados del diablo al menos por una persona quien dice que la psicología es del diablo. Tambien se me ha clasificado como a un psico-hablador. Y, si soy etiquetado para los demás, esto me afectara a mí y a mi ministerio.

En realidad, como la teología se aplica a la comprensión de Dios, la psicología se aplica a la comprensión de la mente humana y la personalidad. Esto hace de Jesús tanto un maestro de teología como un maestro de psicología por excelencia.

Mientras que no queramos cerrar los ojos a los malvados, lo importante es que no etiquetemos a otros malintencionadamente y utilicemos tales etiquetas como una forma de chisme destructiva. Si me etiquetan con una etiqueta falsa y negativa, y yo les hago lo mismo, nos contradecimos mutuamente y al hacerlo podemos seriamente lastimar mutuamente nuestro buen nombre.

El tratar de remover las etiquetas y los chismes es como tratar de regresar el tiempo.

Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, por favor libérame del pecado de los chismes al falsamente etiquetar a los demás en un atento por destruir su buen nombre. Gracias por escuchar y responder a mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, Amén."

1. Proverbios 22:1 (NVI).

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