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Encuentros Diarios
Enero 12, 2021
Seguridad en medio de tantos cambios
"Yo, el Señor, no cambio."1
Mientras que algunas cosas nunca cambian, no se puede decir eso acerca de la vida en el siglo pasado. He leÃdo que si tuviéramos que poner el conocimiento del mundo desde el principio del tiempo hasta 1845 en una gráfica esta medirÃa sólo 1 pulgada de altura. De 1845 hasta 1945 — sólo 100 años — la gráfica medirÃa 3 pulgadas de alto. Pero desde 1945 hasta el dÃa de hoy la gráfica serÃa tan alta o incluso más alta que el monumento a Washington.
Los cambios, cambios rápidos — algunos para bien y algunos para mal — se han convertido en el orden del dÃa. Dicen que el trabajador promedio de hoy en dÃa tendrá que ser reentrenado en su trabajo por lo menos tres veces durante su carrera para mantenerse al ritmo con todos los cambios. Cambios en la tecnologÃa, nuestra forma de vida, relaciones, creencias, filosofÃa, moral y asà sucesivamente están ocurriendo tan rápido que es difÃcil mantenerse enterado de todo. Nos puede dejar dando vueltas y estresados al máximo.
Y mientras que hemos aprendido cómo poner a un hombre en la Luna y hablar con él, mientras que él está allÃ, sabemos muy poco sobre cómo comunicarnos entre nosotros de manera significativa, cuando estamos en la misma habitación. Gran parte de nuestra educación moderna (con acceso ilimitado a los conocimientos) nos ha enseñado cómo ganarnos la vida, pero ha fracasado estrepitosamente en cómo enseñarnos a vivir.
Y sin un ancla para el alma podemos quedar flotando en un agitado mar de incertidumbre e inseguridad. Pero para aquellos que tienen fe en Dios, de una cosa podemos estar absolutamente seguros: ¡Dios no cambia! Su amor es de eternidad a eternidad y él aún está en control del mundo y universo pase lo que pase.
Se sugiere la siguiente oración: "Querido Dios, gracias por tu fidelidad y porque tu naturaleza no cambia. Ayúdame a confiar en ti sin que nada importe, sabiendo que tú estás en control y tienes al mundo en tus manos. Por favor toma mi vida en tus manos, te cedo el control de mi vida. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amén."
1. MalaquÃas 3:6 (NVI)
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