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Encuentros Diarios
Diciembre 25, 2013
La Gloria de Navidad, Parte III
"Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna."6
Contando la historia acerca del hombre llamado Angus McGillivray, de quien su ejemplo transformo un campamento Japonés horrible para prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial en un lugar de cuidado y preocupación el uno para el otro, dijimos que porque todos hemos pecado, estamos espiritualmente muertos y, consecuentemente, separados de Dios quien es un Dios de santidad y en su presencia no puede existir ningún pecado ni puede sobrevivir un pecador.
Esa era la mala noticia.
La buena noticia es que, tal como hay una ley más grande que la ley de la gravedad — la ley de aerodinámica, también hay una ley más grande que la ley del pecado y la muerte (lo cual es el resultado de quebrar la ley moral). Es la ley del EspÃritu de la vida que Dios proveo por medio de dar a su único Hijo, Jesucristo, para que viniera a la tierra como un bebe nacido en Belem en Navidad hace algunos 2,000 años y después, como un hombre crecido, morir en nuestro lugar para pagar las consecuencias de nuestro pecado y nuestra desobediencia de la ley moral/espiritual de Dios.
Como dice la Palabra de Dios, "Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavÃa éramos pecadores, Cristo murió por nosotros."7 También, "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna."8
A causa de que Jesucristo dio su vida y murió para pagar la pena justa por todos nuestros pecados, Dios ahora nos ofrece a cada uno de nosotros perdón gratuito por todo nuestro pecado y, aceptando este perdón, nosotros somos liberados de la ley del pecado y la muerte. Como dice la Biblia, "Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del EspÃritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte."9
Y esa es la gloria de la Navidad. Provee el regalo más grande que cualquier persona pudiera dar o recibir jamás. Todo lo que necesita hacer es creer que Jesús es el Hijo de Dios y que él murió en la cruz en su lugar para pagar la pena por todos sus pecados… ore y confiese sus pecados a Dios, dele las gracias por haber dado a su Hijo para morir en su lugar, pida su perdón, e invite a Jesucristo que entre en su corazón y su vida como su Señor y Salvador personal. Haciendo esto es su "pasaporte al Cielo," sin lo cual nunca podrá entrar al Cielo de Dios de belleza, gozo, y amor. ¡Haga lo que haga, no se vaya de la tierra sin él!
Para una oración que le ayude, oprima en "La Invitación de Dios" en: http://www.actsweb.org/sp/invitacion.php.
Oración sugerida: "Querido Dios, gracias por la gloria de la Navidad en que tu diste a tu Hijo, Jesucristo, para venir a la tierra para morir en la cruz en mi lugar para salvarme de destrucción eterna en el infierno para que, mientras mi confianza este en ti, estoy perdonado gratuitamente de todos mis pecados, y se me ha dado tu regalo de vida eterna para que yo pueda vivir en el Cielo contigo para siempre. Gracias por escuchar y contestar mi oración. Te agradezco. En el nombre de Jesús, amen."
- Juan 15:13 (NVI).
- Tomado de Holy Sweat por Tim Hansel, Word Publication, 1987, p. 146-147.
- Romanos 5:8 (NVI).
- Juan 15:13 (NVI).
- Vea Romanos 6:23.
- Juan 3:16 (NVI).
- Romanos 5:8 (NVI).
- Juan 3:16 (NVI).
- Romanos 8:1-2 (NVI).
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